
Entrevista 6
"Linea 3 y 4 : ¿Una solución subterránea para un caos en superficie?"

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha anunciado que las líneas 3 y 4 del Metro de Lima se construirán utilizando el método Caverna, una tecnología que promete reducir el impacto urbano mientras avanza hacia la modernización de nuestra infraestructura. ¿Será esta la solución definitiva a los problemas de transporte en Lima y Callao? La apuesta es ambiciosa, pero también plantea preguntas cruciales.
En una ciudad donde el caos vehicular es parte de la rutina diaria, cualquier iniciativa que prometa mejoras en la movilidad es una luz de esperanza. Las nuevas líneas del metro prometen conectar puntos clave de Lima y Callao, beneficiar a más de 7 millones de personas y reducir drásticamente los tiempos de viaje. La implementación del método Caverna, que permite la construcción subterránea sin interrumpir el tránsito en superficie, parece ser una decisión acertada para una urbe tan congestionada. Al evitar cierres prolongados de calles y avenidas, se garantiza no solo el flujo vehicular, sino también la continuidad del comercio y la vida cotidiana de los limeños.
Sin embargo, no podemos evitar preguntarnos: ¿Qué tan preparado está el Estado para llevar a cabo un proyecto de esta magnitud? Históricamente, las grandes obras en el Perú han enfrentado retrasos, sobrecostos y, en muchos casos, problemas de corrupción. El compromiso con la transparencia y la eficiencia debe ser tan firme como la promesa de construir un metro que transforme la ciudad.
Otro aspecto que merece atención es el impacto ambiental. Aunque el método Caverna minimiza las molestias urbanas, también implica grandes movimientos de tierra y uso intensivo de maquinaria pesada. Es fundamental que las autoridades implementen medidas claras para mitigar cualquier daño al ecosistema y a las comunidades cercanas a las obras.
Por último, queda el desafío de integrar estas nuevas líneas con el resto del sistema de transporte. No basta con construir un metro eficiente; debe estar acompañado por un plan integral que optimice la red de buses, taxis y otras alternativas de movilidad. Sin una verdadera articulación, las líneas 3 y 4 podrían terminar siendo islas de eficiencia en un mar de caos.
El Metro de Lima, con su expansión, tiene el potencial de convertirse en un hito en la historia del transporte peruano. Pero el camino hacia este objetivo está lleno de retos. Los limeños merecemos soluciones que no solo prometan eficiencia, sino que también se construyan con responsabilidad y visión a largo plazo. En este punto, la pregunta no es si necesitamos estas nuevas líneas del metro, sino si podemos construirlas de manera que cumplan con las expectativas y necesidades de una ciudad que exige cambios urgentes. La pelota está en la cancha del MTC; esperemos que sepan jugarla con precisión.
