Fe y Alegría N°17

10.12.2024

Nace un pueblo y con él, una nueva esperanza

En 1971, mientras la realidad social del Perú estaba marcada por tensiones políticas y desigualdades, en el sur de Lima surgía un acontecimiento que cambiaría la historia: el nacimiento de Villa El Salvador. No fue un hecho fortuito, sino un acto de resistencia y determinación de familias que, despojadas de lo básico, tomaron un terreno baldío con la esperanza de forjar un futuro mejor.

Lo que siguió fue un entramado de solidaridad y confrontación. La tragedia inicial de un muerto en enfrentamientos con la policía, el liderazgo espiritual de Monseñor Luis Bambarén, y la intervención decisiva del presidente Velasco, resultaron en la fundación de este pueblo joven, con un nombre que evocaba tanto fe como redención: Villa El Salvador.

Este nuevo distrito no solo simbolizó la lucha por la vivienda digna, sino también la construcción de una comunidad con una visión única de autogestión. Desde sus inicios, los vecinos demostraron que no bastaba con habitar un espacio; era necesario organizarse, planificar y soñar. En ese contexto, surgió la idea de construir un colegio Fe y Alegría, una institución educativa comprometida con la transformación social.

El camino hacia la creación del colegio fue complejo. Confusiones, tensiones y múltiples actores —desde la Universidad Católica hasta Fe y Alegría y las Teresianas— chocaron en sus visiones. Pero lo que prevaleció fue la voluntad de la comunidad y el compromiso de los primeros profesores, quienes no solo enseñaron en aulas improvisadas, sino que vivieron en el arenal junto a las familias.

Este esfuerzo conjunto no solo levantó aulas, sino que inició un proyecto educativo que entendía la educación como una herramienta para el cambio social. La primera directora, Itziar Eguiguren, junto a un grupo de jóvenes profesores, dio forma a un colegio que no solo enseñaba a leer y escribir, sino que promovía el liderazgo, el pensamiento crítico y el compromiso con la comunidad.

Villa El Salvador no tuvo un inicio fácil. La falta de presupuesto estatal y las tensiones ideológicas entre los actores involucrados reflejaban las fracturas sociales del país. Sin embargo, el colegio logró abrir sus puertas en 1972, consolidándose como un símbolo de esperanza en un contexto adverso.

fe y alegria 17
fe y alegria 17

A través de los años, Fe y Alegría 17 enfrentó los embates del terrorismo, las huelgas de los docentes y los retos propios de una comunidad en constante transformación. Pero, a la par, construyó un modelo de educación popular que marcó un precedente en la historia educativa del Perú.

Hoy, con más de cinco décadas de historia, Villa El Salvador y su colegio Fe y Alegría 17 son un testimonio de lo que se puede lograr cuando la comunidad, la fe y la educación se unen para enfrentar las adversidades. Han pasado varias directoras, y cada una ha dejado su huella en una institución que continúa apostando por la inclusión y el desarrollo humano.

En una época donde el acceso a la educación sigue siendo una lucha para muchos, recordar la historia de Villa El Salvador es una lección de resistencia y esperanza. Porque, como demostró aquel grupo de pioneros en 1971, no hay límites cuando un pueblo decide nacer, crecer y transformar su destino.


REDACCIÓN PERIODISTA-TARDE GRUPO 3
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